Chapter 27
1)Y ACONTECIÓ que cuando aquellos lamanitas que habían ido a la guerra contra los nefitas vieron, después de sus muchos esfuerzos por destruirlos, que era en vano procurar su destrucción, se volvieron otra vez a la tierra de Nefi.
2)Y sucedió que los amalekitas estaban llenos de ira a causa de sus pérdidas; y cuando vieron que no podían vengarse de los nefitas, empezaron a agitar al pueblo a la ira en contra de sus hermanos, el pueblo de Anti-Nefi-Lehi; por lo tanto, empezaron a destruirlos otra vez.
3)Y este pueblo nuevamente se negó a tomar las armas, y se dejaron matar según la voluntad de sus enemigos.
4)Ahora bien, cuando Ammón y sus hermanos vieron esta obra de destrucción entre aquellos que tanto amaban, y entre aquellos que tanto los habían amado -porque los trataban como si fuesen ángeles enviados de Dios para salvarlos de una eterna destrucción- por tanto, cuando Ammón y sus hermanos vieron esta extensa obra de destrucción, fueron movidos a compasión y dijeron al rey:
5)Reunamos a este pueblo del Señor y descendamos a la tierra de Zarahemla, a nuestros hermanos los nefitas, y huyamos de las manos de nuestros enemigos para que no seamos destruidos.
6)Mas les dijo el rey: He aquí, los nefitas nos destruirán a causa de los muchos asesinatos y pecados que contra ellos hemos cometido.
7)Y dijo Ammón: Iré y preguntaré al Señor, y si él nos dice que vayamos a nuestros hermanos, ¿iréis vosotros?
8)Y le dijo el rey: Sí, si el Señor nos dice que vayamos, iremos a nuestros hermanos y seremos sus esclavos hasta compensarlos por los muchos asesinatos y pecados que hemos cometido en contra de ellos.
9)Mas le dijo Ammón: Es contra la ley de nuestros hermanos, que fue establecida por mi padre, que haya esclavos entre ellos; por tanto, descendamos y confiemos en la misericordia de nuestros hermanos.
10)Mas el rey le dijo: Pregunta al Señor; y si él nos dice que vayamos, iremos; de otro modo, pereceremos en la tierra.
11)Y aconteció que Ammón fue y preguntó al Señor, y el Señor le dijo:
12)Saca a este pueblo de esta tierra para que no perezca; pues Satanás tiene fuertemente asido el corazón de los amalekitas, quienes incitan a los lamanitas a la ira en contra de sus hermanos, para que los maten; por tanto, sal de esta tierra; y benditos son los de este pueblo en esta generación, porque los preservaré.
13)Y sucedió que Ammón fue y le declaró al rey todas las palabras que el Señor le había dicho.
14)Y reunieron a toda su gente, sí, a todo el pueblo del Señor; y juntaron todos sus rebaños y hatos, y salieron de la tierra, y llegaron al desierto que dividía la tierra de Nefi de la de Zarahemla, y llegaron cerca de las fronteras de la tierra.
15)Y aconteció que Ammón les dijo: He aquí, yo y mis hermanos iremos a la tierra de Zarahemla, y vosotros os quedaréis aquí hasta que volvamos; y probaremos el corazón de nuestros hermanos para ver si quieren que entréis en su tierra.
16)Y mientras Ammón viajaba por la tierra, sucedió que él y sus hermanos se encontraron con Alma en el lugar de que se ha hablado; y he aquí, fue un encuentro gozoso.
17)Y tan grande fue el gozo de Ammón que lo colmó; sí, se extasió en el gozo de su Dios, al grado de que se le agotaron las fuerzas; y cayó a tierra otra vez.
18)¿Y no fue éste un gozo inmenso? He aquí, éste es un gozo que nadie recibe sino el que verdaderamente se arrepiente y humildemente busca la felicidad.
19)Y el gozo de Alma, al encontrar a sus hermanos, fue verdaderamente grande, como también el gozo de Aarón, de Omner y de Himni; mas he aquí que su gozo no sobrepujó a sus fuerzas.
20)Y sucedió, entonces, que Alma condujo a sus hermanos de regreso a la tierra de Zarahemla, aun hasta su propia casa. Y fueron y relataron al juez superior todo cuanto les había acontecido en la tierra de Nefi, entre sus hermanos los lamanitas.
21)Y aconteció que el juez superior envió una proclamación por todo el país, en la que deseaba saber la voz del pueblo respecto a la admisión de sus hermanos, que eran el pueblo de Anti-Nefi-Lehi.
22)Y sucedió que vino la voz del pueblo diciendo: He aquí, cederemos la tierra de Jersón, que se halla al este junto al mar, y colinda con la tierra de Abundancia, y queda al sur de la tierra de Abundancia; y esta tierra de Jersón es la que daremos a nuestros hermanos por herencia.
23)Y he aquí, colocaremos a nuestros ejércitos entre la tierra de Jersón y la tierra de Nefi para proteger a nuestros hermanos en la tierra de Jersón; y hacemos esto por nuestros hermanos a causa de su temor a empuñar las armas en contra de sus hermanos, no sea que cometan pecado; y este gran temor suyo provino a causa del profundo arrepentimiento habido en ellos por motivo de sus muchos asesinatos y su terrible iniquidad.
24)Y he aquí, haremos esto por nuestros hermanos, para que hereden la tierra de Jersón; y los protegeremos de sus enemigos con nuestros ejércitos, con la condición de que nos den una parte de sus bienes para ayudarnos, a fin de sostener nuestros ejércitos.
25)Y aconteció que cuando Ammón hubo oído esto, se volvió, y también Alma con él, al pueblo de Anti-Nefi-Lehi en el desierto, donde habían plantado sus tiendas, y les hizo saber todas estas cosas. Y Alma también les relató su conversión, con Ammón, Aarón y sus hermanos.
26)Y sucedió que causó un gozo inmenso entre ellos. Y descendieron a la tierra de Jersón, y tomaron posesión de esa tierra; y los nefitas los llamaron el pueblo de Ammón; por tanto, se distinguieron por ese nombre de allí en adelante.
27)Y se hallaban entre el pueblo de Nefi, y también eran contados entre el pueblo que era de la iglesia de Dios. Y se distinguían por su celo para con Dios, y también para con los hombres; pues eran completamente honrados y rectos en todas las cosas; y eran firmes en la fe de Cristo, aun hasta el fin.
28)Y miraban con el mayor horror el derramar la sangre de sus hermanos; y nunca se les pudo inducir a tomar las armas contra sus hermanos; y no veían la muerte con ningún grado de terror, a causa de su esperanza y conceptos de Cristo y la resurrección; por tanto, para ellos la muerte era consumida por la victoria de Cristo sobre ella.
29)Por consiguiente, padecían la muerte más terrible y afrentosa que sus hermanos pudieran infligirles, antes que tomar la espada o la cimitarra para herirlos.
30)De modo que eran un pueblo celoso y amado, un pueblo altamente favorecido del Señor.