Chapter 12
1)Y ASÍ podemos ver cuán falso e inconstante es el corazón de los hijos de los hombres; sí, podemos ver que el Señor en su grande e infinita bondad bendice y hace prosperar a aquellos que en él ponen su confianza.
2)Sí, y podemos ver que es precisamente en la ocasión en que hace prosperar a su pueblo, sí, en el aumento de sus campos, sus hatos y sus rebaños, y en oro, en plata y en toda clase de objetos preciosos de todo género y arte; preservando sus vidas y librándolos de las manos de sus enemigos; ablandando el corazón de sus enemigos para que no les declaren guerras; sí, y en una palabra, haciendo todas las cosas para el bienestar y felicidad de su pueblo; sí, entonces es la ocasión en que endurecen sus corazones, y se olvidan del Señor su Dios, y huellan con los pies al Santo; sí, y esto a causa de su comodidad y su extrema prosperidad.
3)Y así vemos que excepto que el Señor castigue a su pueblo con muchas aflicciones, sí, a menos que lo visite con muerte y con terror, y con hambre y con toda clase de pestilencias, no se acuerda de él.
4)¡Oh cuán insensatos y cuán vanos, cuán malignos y diabólicos, y cuán prontos a cometer iniquidad y cuán lentos en hacer lo bueno son los hijos de los hombres! ¡Sí, cuán prestos son a escuchar las palabras del maligno y a poner su corazón en las vanidades del mundo!
5)¡Sí, cuán prestos están para ensalzarse en el orgullo; sí, cuán prestos para jactarse y cometer toda clase de aquello que es iniquidad; y cuán lentos son en acordarse del Señor su Dios y en dar oído a sus consejos; sí, cuán lentos son en andar por las vías de la prudencia!
6)He aquí, no desean que los gobierne y reine sobre ellos el Señor su Dios que los ha creado; a pesar de su gran benevolencia y su misericordia para con ellos, desprecian sus consejos, y no quieren que él sea su guía.
7)¡Oh cuán grande es la insignificancia de los hijos de los hombres; sí, son menos aún que el polvo de la tierra!
8)Porque he aquí, el polvo de la tierra se mueve acá y allá, partiéndose por la mitad según el mandato de nuestro gran y eterno Dios.
9)Sí, he aquí, ante su voz tiemblan y se estremecen las colinas y las montañas.
10)Y por el poder de su voz son despedazadas y se vuelven llanas, sí, semejantes a un valle.
11)Sí, por el poder de su voz tiembla toda la tierra;
12)sí, por el poder de su voz, se cimbran los fundamentos, aun hasta el mismo centro.
13)Sí, y si dice a la tierra: Muévete, se mueve.
14)Sí, y si dice a la tierra: Vuélvete atrás, para que se alargue el día muchas horas, es hecho.
15)Y así, según su palabra, la tierra se vuelve hacia atrás, y al hombre le parece que el sol se ha quedado estacionario; sí, y he aquí, así es, porque ciertamente la tierra es la que se mueve y no el sol.
16)Y he aquí, también, si dice a las aguas del gran mar: Secaos, así es hecho.
17)He aquí, si dice a esta montaña: Levántate y ve y cae sobre esa ciudad, para que sea enterrada, he aquí, se hace.
18)Y he aquí, si un hombre oculta un tesoro en la tierra, y el Señor dijere: Maldito sea, por motivo de la iniquidad de aquel que lo ha escondido, he aquí, será maldito.
19)Y si el Señor dijere: Maldito seas para que nadie te encuentre desde hoy para siempre jamás, he aquí, nadie lo obtiene desde entonces para siempre jamás.
20)Y he aquí, si el Señor dijere a un hombre: Maldito seas para siempre por causa de tus iniquidades, será hecho.
21)Y si el Señor dijere: Por causa de tus iniquidades serás separado de mi presencia, él hará que así sea.
22)¡Y ay de aquel a quien él dijere esto! Porque así se hará con aquel que obre iniquidad, y no podrá ser salvo. De modo que por esta razón, para que los hombres sean salvos, se ha declarado el arrepentimiento.
23)Por tanto, benditos son aquellos que quieran arrepentirse y escuchar la voz del Señor su Dios, porque son éstos los que serán salvos.
24)Y Dios conceda, en su gran plenitud, que los hombres sean llevados al arrepentimiento y las buenas obras, para que les sea restaurada gracia por gracia, según sus obras.
25)Y yo quisiera que todos los hombres fuesen salvos. Pero leemos que habrá algunos que serán desechados en el gran y postrer día, sí, que serán echados de la presencia del Señor;
26)sí, que serán condenados a un estado de miseria sin fin, en cumplimiento de las palabras que dicen: Los que hayan hecho el bien, tendrán vida eterna; y los que hayan hecho el mal, recibirán condenación eterna. Y así es. Amén. La profecía de Samuel el Lamanita a los nefitas.