Chapter 10

1)Y SUCEDIÓ que de nuevo empezamos a establecer el reino y a poseer otra vez la tierra en paz. Y mandé hacer armas de guerra de todas clases, para que de ese modo yo tuviera armas para mi pueblo, para el día en que los lamanitas volvieran a la guerra contra mi pueblo.

2)Y puse guardias alrededor de la tierra, a fin de que los lamanitas no cayesen de nuevo de improviso sobre nosotros y nos destruyesen; y así protegí a mi pueblo y mis rebaños, y evité que cayeran en manos de nuestros enemigos.

3)Y sucedió que heredamos la tierra de nuestros padres durante muchos años; sí, †por el espacio de veintidós años.

4)E hice que los hombres cultivaran la tierra y produjeran granos y frutos de todas clases.

5)E hice que las mujeres hilaran y se afanaran, y trabajaran y tejieran toda suerte de linos finos; sí, y telas de todas clases para que cubriéramos nuestra desnudez; y así prosperamos en la tierra, así gozamos de continua paz en la tierra por el espacio de veintidós años.

6)Y aconteció que el rey Lamán murió, y su hijo empezó a reinar en su lugar. Y empezó a incitar a su pueblo a rebelarse en contra del mío; así que comenzaron a prepararse para la guerra y para venir a la batalla contra mi pueblo.

7)Mas yo había enviado a mis espías a los alrededores de la tierra de Shemlón, para descubrir sus preparativos, para guardarme de ellos a fin de que no vinieran sobre mi pueblo y lo destruyeran.

8)Y sucedió que subieron por el lado norte de la tierra de Shilom, con sus numerosas huestes: hombres armados con arcos y con flechas, con espadas y con cimitarras, con piedras y con hondas; y llevaban afeitada y desnuda la cabeza, y estaban ceñidos con una faja de cuero alrededor de sus lomos.

9)Y aconteció que hice que las mujeres y los niños de mi pueblo se ocultaran en el desierto; e hice también que todos mis hombres ancianos que podían llevar armas, así como todos mis hombres jóvenes que podían portar armas, se reunieran para ir a la batalla contra los lamanitas; y los coloqué en sus filas, cada hombre según su edad. 

10)Y aconteció que salimos a la batalla contra los lamanitas, y hasta yo, en mi avanzada edad, fui a la batalla contra los lamanitas. Y ocurrió que salimos a la lid con la fuerza del Señor.

11)Ahora bien, los lamanitas nada sabían concerniente al Señor ni a la fuerza del Señor; por tanto, confiaban en su propia fuerza. Con todo, eran gente fuerte, según la fuerza del hombre.

12)Eran un pueblo salvaje, feroz y sanguinario, creyentes en la tradición de sus padres, que era ésta: Creían que fueron echados de la tierra de Jerusalén a causa de las iniquidades de sus padres, y que sus hermanos los ultrajaron en el desierto, y que también fueron agraviados mientras cruzaban el mar.

13)Y más aún, que los habían tratado injustamente mientras se hallaban en la tierra de su primera herencia, después de haber atravesado el mar; y todo esto porque Nefi fue más fiel en guardar los mandamientos del Señor; por tanto, fue favorecido del Señor porque el Señor oyó sus oraciones y las contestó; y él tomó el mando en su viaje por el desierto.

14)Y sus hermanos se enojaron con él porque no entendían la manera de proceder del Señor; y también se irritaron con él sobre las aguas, porque endurecieron sus corazones contra el Señor.

15)Y además, se enfurecieron con él cuando hubieron llegado a la tierra prometida, porque decían que él había arrebatado de sus manos el mando del pueblo; y trataron de matarlo.

16)Y además, se ensañaron con él porque salió para el desierto, como el Señor le había mandado, y llevó consigo los anales que estaban grabados en las planchas de bronce, porque decían ellos que él los había robado.

17)Y por tanto, han enseñado a sus hijos a que los aborrezcan, y que los asesinen, y que les roben y los despojen, y que hagan cuanto puedan para destruirlos; por tanto, sienten un odio eterno contra los hijos de Nefi.

18)Precisamente por esta causa, el rey Lamán, mediante su astucia y mentirosa estratagema, y sus halagadoras promesas, me engañó, para que trajera a mi pueblo a esta tierra, a fin de que ellos lo destruyeran; sí, y hemos padecido todos estos años en la tierra.

19)Y ahora bien, yo, Zeniff, después de haber dicho todas estas cosas acerca de los lamanitas a los de mi pueblo, los animé a que salieran a luchar con toda su fuerza y pusieran su confianza en el Señor; por tanto, luchamos contra ellos cara a cara.

20)Y aconteció que nuevamente los echamos de nuestra tierra, y los matamos con gran mortandad, tantos que no los contamos.

21)Y aconteció que de nuevo volvimos a nuestra propia tierra, y mi pueblo empezó otra vez a guardar sus rebaños y a cultivar sus tierras.

22)Y ahora bien, yo, habiendo envejecido, *conferí el reino a uno de mis hijos; por tanto, no digo más. Y ruego que el Señor bendiga a mi pueblo. Amén.